Es una novela muy cortita, de 127 páginas, donde nos narra como vivió Daniel su reclusión en un campo de concetración alemán. Como su pasión por la fabricación de violines le salvó de unas cosas y padeció otras.Un oficial alemán le manda construir uno que tenga un sonido perfecto, a lo que él se afana con todas sus ganas, pero sin dejar de lado las obligaciones que como recluso tiene que llevar a cabo dentro del campo.
La venden como una historia conmovedora como El niño como el pijama de rayas, pero en mi opinión no tiene mucho de conmovedora. En algunos momentos verás las injusticias o incluso malos tratos (nada que no supieramos ya de esa época y lugar) pero nada que te llegue a emocionar. Por lo menos a mí, que parece que tengo el corazón de piedra pero lloré con El niño con el pijama rallado.
Pues nada, que si tenéis oportunidad y tiempo leerlo, pero tampoco os perdéis nada del otro mundo. Avisado queda.
Felices lecturas.
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